Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades crónico degenerativas se cobran la vida de 41 millones de personas todos los años, el 77% en países de ingresos bajos y medianos. Del conjunto de estas enfermedades, los componentes el síndrome metabólico (diabetes, hipertensión, dislipidemias y sus complicaciones) causan el 60% de las muertes. A nivel social, los costos de la atención de salud agotan los recursos económicos y emocionales de los hogares. Los costos exorbitantes del tratamiento, que a menudo es largo y costoso, junto con la pérdida de ingresos, ponen cada año a millones de personas en la pobreza y frenan el desarrollo. A nivel de gasto público, México invierte casi 60,000 millones de pesos en la atención a los componentes del síndrome metabólico.
Una parte importante del gasto para el país y para las familias lo constituye la compra de medicamentos. Por su componente multifactorial, las enfermedades crónico degenerativas no son fáciles de atender ya que requieren la administración de dos o más medicamentos, causando la disminución del apego al tratamiento, obligando al cambio de estrategia terapéutica, la cual puede a su vez aumentar el costo del tratamiento. De ahí que sea imperativo contar con estrategias que optimicen la farmacoterapia del síndrome metabólico.