Te invito a que pienses cuántas horas al día pasas en el mundo virtual, esto es, navegando por tus redes sociales, jugando algún videojuego mientras esperas alguna reunión o actividad o simplemente leyendo noticias o alguna novela que sea de tu agrado. Ahora, me gustaría que pensaras cuánto tiempo pasan los niños, niñas y adolescentes haciendo exactamente lo mismo.
Por tan solo darte un dato, en México, en el año 2021, 95.1% de los estudiantes a nivel secundaria empleó el internet para redes sociales y 54% lo utilizó para jugar en línea. Ahora bien, en este mismo año, 65.6% de los niños, niñas y adolescentes mexicanos manifestaron tener celular y 44.3% computadora.
Las cifras mostradas nos revelan que los NNA pasan una buena parte de su día en este mundo virtual en actividades de la vida cotidiana como son al efectuar un proyecto escolar entre compañeros, conversando entre amigos, jugando con sus pares, por solo mencionar algunas.
Lo que es cierto es que todos, niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, nos encontramos entre dos mundos: el virtual y el real, y pareciera ser que cada día, se da un nuevo paso para acercarlos más y volverlos uno mismo.
En este ir y venir entre mundos, la educación puede ser el hilo conductor que permita establecer las normas de convivencia, las obligaciones y derechos que como individuos deberíamos tener en ellos, y también de advertir sobre los riesgos y peligros que nuestros niños, niñas y adolescentes pueden encontrarse.
Por ello, esta investigación busca abonar a los distintos campos de la sociedad, en específico al de la educación, no sólo sobre las implicaciones y riesgos que trae consigo el adentrarse a este nuevo hábitat, sino también a proponer prácticas educativas que desarrollen en el educando un pensamiento crítico y un juicio sano para distinguir aquellos momentos o situaciones en los que puede ponerse en peligro, entre muchos otros aspectos.