Debido a su naturaleza oxidativa, el ozono se utiliza como elemento base de métodos para el tratamiento de agua, suelo y aire contaminado. En dónde existe una gran cantidad de resultados que van desde las cinéticas y esquemas propuestos de descomposición del ozono, del contaminante inicial, así como de los subproductos y compuestos finales que involucran dicha reacción.
Sin embargo, el uso del ozono no solo se restringe a aplicaciones industriales y eliminación de contaminantes. Debido a sus propiedades químicas, en las últimas décadas este gas ha sido aplicado en el área médica para el tratamiento de diversas enfermedades (diabetes, cáncer, enfermedad de Parkinson, artritis entre otras), ya sea de manera directa (inyección o exposición del ozono en fase gas) o indirecta (inyección del ozono disuelto en agua, solución fisiológica ozonada o aceites vegetales ozonados).
Sin importar la vía de administración seleccionada, la dosis aplicada es el parámetro de mayor importancia para tener una respuesta clínica positiva, ya que a bajas dosis puede no observarse efecto alguno y, por otro lado, si la dosis es muy elevada, puede presentar efectos tóxicos.
Existen diversos estudios clínicos que han demostrado que los aceites ozonados poseen propiedades antinflamatorias, cicatrizantes, antifúngicas y humectantes, entre otras, dependiendo del tipo de aceite vegetal utilizado. Ya que, constituyen una serie de productos estables de ozonación que han demostrado tener potenciales aplicaciones clínicas, por lo que, han sido ampliamente utilizados como tratamiento tópico complementario para diversos padecimientos y enfermedades, entre ellos el tratamiento de pie diabético.
Sin embargo, a pesar de los estudios sobre los subproductos de reacción entre el ozono y los aceites vegetales y sus propiedades clínicas positivas demostradas, todavía no hay una definición exacta del grado de ozonación requerido de los aceites para tener tales efectos.