Hay dos variables que determinan el mercado laboral: el salario pagado por las empresas y aceptado por los trabajadores, y la cantidad de empleo a contratar por parte de las empresas y ofrecido por los rabajadores. Al considerar estos dos comportamientos de contrataciones (demanda) y servicios (servicios) se determinan los salarios de equilibrio y la cantidad de trabajadores de equilibrio que se tienen en una economía. De esta forma, cualquier acontecimiento relacionado a estos dos conceptos (salarios y cantidad de empleo) cambiará las decisiones de los agentes involucrados: empresas y gobiernos. Aunado a los acontecimientos aleatorios, hay que considerar si los agentes aceptan o no las decisiones de política. Con base en lo anterior, se derivan dos problemáticas sociales involucradas al mercado laboral: inflación y desempleo. Mencionadas las problemáticas, la población objetivo, son los trabajadores de empresas mexicanas y las empresas micro, pequeñas y medianas empresas. En el sentido que una decisión gubernamental, como un aumento salarial, podría ocasionar que algunas empresas reaccionen con despidos tratando de compensar los aumentos en salarios. O también, que los trabajadores decidan por sí mismos abandonar sus puestos de trabajo considerando que el aumento salarial implique mayor tiempo laboral o compromisos que no puedan cumplir. En particular, estamos interesados en las decisiones de política laboral y eventualidades para el mercado laboral mexicano. Las cuales, hay que analizarlas a detalle, ya que, de no hacerlo, podrían ocasionar problemas sociales como desempleo, migración laboral, informalidad, inflación y pobreza. Entonces, si se puede involucrar la incertidumbre, que ocasiona la falta de reconocimiento del comportamiento de algunas de las partes, aunado a las eventualidades como crisis, guerras, entre otras, en las decisiones de política laboral; se puede lograr mitigar la informalidad, salarios precarios, pobreza, desempleo, entre otros.