El injerto óseo se ha considerado el estándar de oro para la cirugía reconstructiva de tejidos duros y se usa ampliamente para la reconstrucción de grandes defectos óseos. Sin embargo, hay zonas que abarcan estructuras delicadas que están rodeadas por una arquitectura ósea compleja, lo que hace que el injerto óseo con métodos tradicionales sea muy desafiante. La bioimpresión tridimensional (3D) es una tecnología en desarrollo que se deriva de la evolución de la fabricación aditiva. Permite el desarrollo preciso de un andamio a partir de diferentes biomateriales disponibles que imitan la forma, el tamaño y la dimensión de un defecto sin depender únicamente de las habilidades y capacidades del cirujano y, posteriormente, puede mejorar los resultados quirúrgicos y, a su vez, la satisfacción del paciente y la calidad de la vida la cual ha sido afectada ya sea por alguna patología o traumatismo a nivel craneofacial.