Desde la década de los años 90, en México y en otros países de diferentes latitudes, se despertó el interés por la participación política de los jóvenes. Los hallazgos de las investigaciones realizadas han demostrado que el nivel de participación política de este grupo población tiende a ser cada vez menor. Además, ésta se ha diversificado y transformado en formas particulares que aún no han sido caracterizadas teóricamente.
Este desinterés se deriva del desencanto y la desconfianza que las acciones políticas han generado en las poblaciones jóvenes , así como de la violencia presente y vivida que genera temores y pone límites a la participación política. La falta de representación política, la cultura de información que poseen así como sus condiciones socioeconómicas son otros de los factores que influyen de manera determinante en el nivel de participación política de las y los jóvenes. Por otro lado, existen formas de participación política emergentes que involucran a las poblaciones más jóvenes en acciones políticas de otra índole, alcance y tipo.
El bajo nivel de participación política por parte de las y los jóvenes trae como consecuencia que se desconecten desde el punto de vista ciudadano, que sigan careciendo de representatividad, que se presenten situaciones de gobernanza poco eficaz, que se incrementen y normalicen las situaciones de abuso de poder y corrupción, y que se presenten situaciones de polarización ideológica y extremismo, disminuyendo así la calidad de vida democrática e incrementándose la violencia.
Si bien es cierto que el nivel de escolaridad es uno de los factores que puede incidir en el nivel de participación política de las y los jóvenes, es un hecho, según las últimas investigaciones existentes sobre el tema, que también se ha mantenido con una tendencia a la baja.